Planificación
De vuelta en Guayaquil, el General Sucre concluyó que la
mejor estrategia para la próxima campaña sería evitar cualquier intento de
avanzar directamente hacia Quito vía Guaranda, en favor de un avance indirecto,
marchando primero hasta Cuenca antes de redirigirse hacia el Norte, a través de
los Andes, en dirección a Quito. Este plan ofrecía numerosas ventajas: al
recapturar Cuenca se podría impedir las comunicaciones entre Quito y Lima, y le
permitiría a Sucre esperar por los refuerzos que entonces San Martín le había
prometido enviar desde el Perú.
Además, un progresivo avance desde la costa y ascensión a
través de las montañas le permitiría a su ejército una gradual adaptación a los
efectos fisiológicos del cambio altitud. Pero fundamentalmente, era la única
forma de evitar un combate directo en condiciones desfavorables con las fuerzas
Realistas que venían de Quito.
La campaña
Para enero de 1822 Sucre ya había organizado la nueva
campaña. Su ejército constaba de aproximadamente 1700 hombres, entre veteranos
de sus campañas anteriores y nuevos reclutas. Había hombres de las tierras
llanas de la Provincia de Guayaquil y voluntarios que provenían de la Sierra,
como el héroe cuencano Abdón Calderón, cuyo padre había muerto heroicamente en
1812, defendiendo al Estado de Quito.
Los dos contingentes pronto fueron organizados como el
Batallón Yaguachi; también había soldados neogranadinos y venezolanos enviados
por Bolívar, unos cuantos oficiales y soldados españoles que habían cambiado de
bando, un batallón entero de voluntarios británicos (el Albión) e incluso unos
cuantos irlandeses y franceses.
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